“Elena, La Mujer que nunca Tuve”. Diario de un amor dimensional (Pág. 91-100 del diario).

…Luego de haber leído “La Carta Oculta de Elena”, mis pensamientos empezaron a alocarse; mi corazón empezaba a latir más rápido de lo común; mi vista se hacía más oscura; mi cuerpo hasta se sentía más pesado cuando recordaba los felices momentos de aquella soledad cuando ni siquiera el amor había sido escrito para quien escribe irónicamente sobre él, y hasta mis manos querían escribir sobre la acera de aquel aeropuerto de Francia llamado “Carcassonne Salvaza” para darle orden a mi mente y decirle que Elena algún día volverá para excusarse de forma subjetiva como quien dice “Me voy de lo que eres mas no me voy de lo que fuiste” y luego palabrearme de que sin mí, todo lo que ella es, es todo lo que yo soy para su alma: ¡Obvio! ¡De forma retórica lo pienso! Como esos amores que se complementan tanto que sienten lo que siente el otro sin necesidad de decirlo: ¿Como si un hombre pudiera sentir lo que piensa una mujer? Pero de hecho es lo que pasa cuando hemos sido suyo, tornándose en una delicia donde podrás decir que has sobrevivido al más terrible infierno de ángeles pecadores que te sumergen a sus lagunas mentales; donde solo ves una cruz al final del túnel para que tus expectativas sean redimidas por la expiación de la religión; pero los hombres aprendemos de las mujeres: ¿Cómo no aprender de sus bosques nublados y de sus jardines gloriosos?: Aprendemos a saborearlas por la pasión de su lujuria; aprendemos a amarlas porque su vida es más corta que la de un hombre vacío, y aprendemos a extrañarlas cuando al fin todo termina sea para bien o para mal. Y seguimos aprendiendo: Aprendemos el cómo actúa una mujer; el cómo habla una mujer; y el cómo piensa una mujer; ¿Más si soy egoísta? Pienso que nosotros los hombres conocemos más a las mujeres que lo que ellas creen conocer de nosotros; y es porque para las mujeres los hombres son nada más que perros callejeros que se acuestan con la perra más fácil del barrio; con la perra más vendida de la calle, y hasta con la perra que ha sido hasta olvidada por el destino de la puta suerte de tener una relación sincera. Y yo estaba ahí, como un perro temblando mientras que me fumaba el puto cigarrillo para desestresarme de la despedida de quien amé: ¡Bendita seas Elena! ¿Por qué eres así? ¿Por qué te fuiste así? ¿Por qué me olvidaste así? Pero no quiero refutarte nada: ¿Cómo refutarle a quien te ha amado sin saber que aún existes en su vida? ¡Y al pensar sobre esto! Me daba cuenta de lo que dijo Restimou Bilfrai, “-Si la carta te lleva a donde Margaret, no te limites a encontrarla-” Pero sí la encontré; la vi corriendo como loca por “El Laberinto Verde de Nébias”. ¿Qué te he hecho yo París para que me pongas de frente a la locura? [-¿MARGARET? ¿A DÓNDE VAS? -¡¿NO LO SÉ Y TÚ?!]. Bendita loca [-Por todos los cielos]. La amo.

…-¡Ahí está! ¡Agárrenla! [Margaret empieza a correr feliz como toda una loca por medio de todo El Laberinto Verde de Nébias en Francia] -¿Pero qué carajo? -¡Señor tranquilícese! -¿Quién es usted? -Eso es lo de menos, lo que importa aquí, es que al fin hemos dado con Margaret [-¡Déjame en paz José Antonio! -¡Margaret por favor colabora! No lo hagas más difícil de lo que ya es, -¡Atrápame entonces si me alcanzas! -Por todos los cielos Margaret, ¿deja de correr sí? Necesitas regresar a La Fundación para que sigas con el tratamiento psicológico… nosotros lo que queremos es ayudarte Margaret, entiéndelo de una vez por todas] -¿Señor? ¿Señor? ¡¿SEÑOR?! -¿Sí? ¿Dígame? -¿Usted qué hacía aquí con Margaret en El Laberinto Verde de Nébias? -Me la encontré por casualidad, -¡Las casualidades no existen señor! -¡Sí! ¡Está en lo cierto! Pero yo no lo planifiqué ¡si a eso se refiere! Solo vine a París para ver a mi viejo amigo Restimou Bilfrai, -¡Ahhh! ¡¿El Relojero?! ¡¿Y cómo esta él?! -¡¿Lo conoce?! -¡¿Y quién no conoce el tiempo Señor?! -¡Cierto! [Margaret se mete en la fuente y empieza a mojar a José Antonio, ¡y como si nada! Se escucha una voz tenebrosa diciendo] -MARGARET CECILIA, VEN ANTE MI [Y de repente Margaret dejó de correr para dirigirse hacia esa voz que la conoce desde su pasado, y mientras lo hacía, se puso hablar con unos de sus amigos enfermeros más confidenciales de La Fundación de París] -¡¿José Antonio?! ¿Esa voz, es la de? -Sí Margaret, es la de Upteikh en persona, -¿Se acabó la aventura verdad? -¡Bueno! Tú siempre te escapas de La Fundación Margaret, -¿Quién lo habrá llamado? –Ya tú lo sabes, -¡Ese maldito de Miguel! Me la pagará algún día, -¡¿Pero por qué dices eso?! Si es el único que te ha ayudado a superar tus traumas, sobre todo la de Gabriela, pero en virtud que te has ido tantas veces, ¡y como no regresabas tu misma a La Fundación! A Miguel no le quedó de otra que llamar a la máxima autoridad de todas Las Fundaciones MOSA… ¿Margaret? ¿Tú le temes a Upteikh? -No, le temo a todo lo que sabe de mí, incluso, hasta de informaciones que ustedes ni siquiera conocen, -¿tienes un cigarrillo José Antonio? -¡Toma! Pero fúmatelo rápido… ¡¿Margaret?! -¿Si? -¿Sabes quién preguntó por ti en La Fundación durante tu ausencia? -¿Quién? -El Escritor, -¿El hijo de Upteikh? ¿Y qué quería? -Solo quería verte para continuar con su historia que escribe sobre Elena, -¡Qué casualidad! Ese hombre que ves a lo lejos hablando con Upteikh, hace poco se le murió su esposa llamada también “Elena”, y se la pasa escribiendo un diario para así traerla de regreso a la vida] -¿Upteikh? -¿Margaret? [Y mientras Margaret saludaba con respeto a la ley máxima de todas Las Fundaciones MOSA, le pidió unos minutos a Upteikh para decirle unas palabras al hombre del cual ella se enamoró] -No sé qué decirte, ellos me creen loca pero… -No Margaret, te creo, no lo estás, -¿Vendrás a verme? -Sí, -¿Por qué vendrías? ¿Porque yo te recuerdo a Elena? ¿Y si es así? Mejor olvídame. Yo me llamo es “Margaret”, no Elena. [-Adiós Elena. Pronto te veré. Mejórate- dijo aquel hombre mientras miraba como se iba al psiquiátrico la más hermosa locura de todo el mundo, el amor]…

…Después de aquella escena que vi en El Laberinto Verde de Nébias cuando atraparon a la pobre de Margaret para llevársela a La Fundación Psicológica de París, ella estaba tan apenada conmigo que trató de convencerme que su locura era normal y que todo lo que quería ella era hacer de su invisible psicosis los impulsos que le faltan a las personas para que estas utilicen “el amor” como una neurótica forma de ser sin que las condiciones estandarizadas de la sociedad le impongan reglas inútiles del cómo manifestarse, transformarse, y expresarse, sino que más bien dejar que el amor sea tan libre aun cuando este tenga que pasar por grandes vacíos, tormentos, o decepciones; pero desde este punto, el amor sabe, que si se mantiene tan loco como el lunático que ve cosas que los demás no ven, descubre que en realidad nunca hubo vacíos en su vida, sino que solo le faltaba llenarlo con su propia esencia, luz, una en la cual, le haría revertir los tormentos que vivió hacia nuevas filosofías para que más adelante no fuese detenido por las decepciones que se viven cuando de verdad se quiere y se quiere para amar; solo que si el amor no está preparado para seguir siendo lo que este es: Una locura cuerda, entonces las otras emociones lo llevarán al peor manicomio de su mente: La negación; y que triste se hace poder ver a alguien cuando niega lo único que le permite sobrevivir entre tantas personas que sí están locas de verdad más no locas de amor a como se debe, sino que están tan locas que solo crean guerras nada más que por el placer de sentirse poderosos; crean enfermedades nada más que por el dominio de decidir quién vive y quién muere a su manera; crean discriminaciones raciales nada más que para hacer que el odio triunfe como forma de vida mientras que mantienen al amor bien lejos porque saben que el odio separa lo que ellos temen que se unan para un bien en común: La consciencia universal del ser; crean con sus lavados de cerebros asesinos, drogadictos, traficantes, violadores, y más basuras humanas nada más porque no quieren que las personas conozcan lo que es existir entre los jardines amorosos de la vida como quienes se aman locamente aun cuando sus vidas no estén relacionadas por el puto destino del universo. ¡¿Más sin embargo?! Si el terco amor triunfa desde su manicomio, ¡¿y se escapa?! Sus encuentros triunfarán como quien dice: “Aún en este siglo en que todo se destruye, yo creo en el amor. Es la única fe que tengo para construir”. ¿Y al pensar en esto? Pensaba en Elena; viéndola ahí: Sola en su prisión; como esperando que alguien la saque de aquello que aún no existe y ser tan feliz como quien se enamora desde el alma [-La verás pronto] - ¿Quién dijo eso? ¡¿Margaret?! [-Nadie] -¡JA! ¡¿Hasta oigo voces?! ¡Mejor me voy ante que me lleven al psiquiátrico! Adiós París…

…Una vez que me monté en el avión, ansiaba el momento de poder llegar a mi hogar y decirle a Elena lo mucho que la he extrañado mientras que visitaba en París a mi viejo amigo Restimou Bilfrai [Fue bueno haber ido a casa] Esas cuatro paredes que me vio nacer; que me vio brincar de un lado a otro, y que me vio escribir las primeras letras de una historia para nunca acabar ¡porque aun cuando no estamos! ¡¿Nuestras palabras escritas y reescritas por nuestros pensamientos?! No sobrevaloran las historias de nuestras decepcionantes e increíbles aventuras. -Fue bueno haber ido a casa- me dije cuando Restimou Bilfrai me abrazó con felicidad porque sabe lo mucho que me ha costado abandonar el espíritu de Elena para así salir de mi apartamento y olvidarla como quien olvida que ha llegado a este mundo para amar sin límites, sin intereses, y sin condiciones; ¡pero debo decir! Que la muerte de Elena fue un duro golpe para quien lleva un diario sobre la vida y un recuerdo único sobre el amor: Como si realmente este existiese entre la sociedad, ¡qué payasada! ¡Y sí! “La sociedad es como un payaso que vive su peor comedia con el romanticismo: Se enamora. Se destruye. Y se restablece”. -Fue bueno que vinieras a casa- me dijo Restimou Bilfrai al verme llorar sobre la foto de Elena cuando ella y yo nos casamos la primera vez sobre Las Montañas de París [-¿Acepta usted: Margaret “Cecilia” Elena, casarse con este hombre para amarlo, respetarlo, y cuidarlo, hasta que la muerte los separe? [Todos miran a una gaviota que aún vuela por encima de ellos] -Sí. Acepto. -¿Y usted caballero? ¿Acepta a “Margaret Cecilia Elena” como su fiel esposa para amarla, respetarla, y cuidarla, hasta que la muerte los separe? [Todos ven la aparición de un gran águila que pisa tierra firme y que mira de frente con orgullo al hombre que ha protegido como esperando escuchar su temblorosa voz] -Sí padre. “Yo” acepto, - ¡Entonces! Los declaro: ¡Marido y mujer! [El águila mira al hombre para señalarle que “la gaviota” aún sigue volando ¡y que en realidad! Nunca pisó tierra firme [-Te veré pronto en el psiquiátrico mi amigo- confirmó el águila al alzar su vuelo] -Lo sé- confirmó el hombre al besar a la más bella inexistencia] Y al preguntarle a Restimou Bilfrai el porqué aún tenía esa foto sobre el estante de vidrio que adorna su casa, me respondió como lo hace un filósofo mientras que este mira al espejo de la verdad: “Tú eres el único que decide los caminos por el cual tu alma ha de ser feliz sin que tu mente ose en quitarte lo que tu corazón te prohíbe”. ¡Cuánta razón tenía Restimou Bilfrai! ¡¿Y lo más cómico?! Es que la foto sigue en el estante adornando lo que ya murió, como esperando que yo la quite y como diciéndome: ¡Ven! Atrévete Y sé feliz. [Elena: Me doy cuenta que “París no es más que la gloria de quienes han sobrevalorado al amor”. Pronto te soltaré mi vida… así como lo hice con París [-Lo sé]. ¡Amor! ¡Ya llegué!]…

…[-¡¿Mi vida?! [-Detente, -¿Quién me habla? -Solo abre tus ojos y mírame, aún sigues en el avión que va de regreso para tu casa, -¿Y quién eres tú que te metes a mi mente sin pedirme permiso? -Siempre he estado en tu mente, solo que me ocultas así como lo haces al no aceptar que Isabela ya murió, -No quiero hablar sobre eso, -Yo sé que no quieres pero debes, -Prefiero seguir esperanzado; de creer que aún está viva; que me recibe con amor cuando yo llego a nuestro hogar y que me muestra cada una de sus pinturas que fueron pintadas con sus pensamientos y sus emociones distantes; y que después de besarnos y de tener un buen sexo en la bañera, se para frente a mí para que yo la pinte desnuda con mis negados dones de pintor; y que al día siguiente ella me deja una carta donde escribe dos palabras que me han marcado sobre una fe que acepto pero que pareciera que no la tuviese, -¿Y cuáles son esas dos palabras? -La Esperanza: Como la corrección, regeneración, o salvación hacia todo lo que existe aún con vida y que vive porque tiene un propósito por el cual vivir, -¡Joder hombre! ¿Tú crees eso? ¿De que “la esperanza” es la última que se pierde después de la fe? ¡¿En realidad tú crees en eso?! -Al menos ella lo creía, -Vuelve a repetir esa frase pero diciendo su nombre, -No, -¡Hazlo Escritor! -Ya no soy El Escritor… no después de lo que le pasó a… bueno, ya tú sabes… -¿A ISABELA VALENTINA? DI SU NOMBRE COÑO, ACEPTA DE UNA VEZ QUE YA NO ESTÁ, DE QUE MURIÓ, DI LA MALDITA FRASE, -¿Te gusta gritarme no? ¡¿Es más?! ¿Tú quién eres para gritarme? –SOY LA VOZ DE TU PUTA CONCIENCIA… así que di la frase, -No, -¡CARAJO! ¡QUÉ LA DIGAS! -“AL MENOS ISABELA VALENTINA LO CREÍA”, -¿CREÍA EN QUÉ? –EN LA ESPERANZA, -Y es aquí donde yo te digo: ¡JA! No me vengas con que la esperanza es la salvadora del mundo y de la buena transformación de toda la vida que hay en él. Déjame decirte algo acerca de la esperanza: Los seres humanos la han idolatrado de tal forma que se olvidan de que es una simple palabra creada por el hombre como todo lo demás que describe lo que no existe fuera de él, pero le dan tanta fuerza a su símbolo que creen hasta en lo inexistente; como esperando que algo superior pase sin que sus pensamientos les invite o los obligue a cambiar: Acción de hacer. He aquí tú afamada esperanza: Tú mismo. Nadie más, ni otra cosa más que tú mismo. ¿Pero qué sabrás tú de esto? Si tan siquiera miras al mundo existente que hay dentro de ti, y solo crees en lo que está fuera de él… -¿Terminaste tu momento de reflexión? -¡Solo mírate por dentro hombre! Acepta que tu ex-esposa Isabela Valentina ya no existe en tu mundo, -No es cierto Voz, tú eres de otra historia, no de esta: Donde Elena sí existe para mí, porque ella es mi esperanza, es lo que me mantiene vivo, -Pero esa esperanza solo te llevará a la locura tal como le pasó a Margaret y a Cecilia, -Ya todos lo estamos, -Es verdad: ¿Estás tan loco? Que le creaste tres nombres a lo que ya no existe con tal de que siga viviendo… -¡¿Y cómo está Litcain?! -Típico de un escritor: Cambiando de temas. ¡Pero bueno! Él está cuidándola, -¿Litcain murió? -Eso es, avanza mi amigo] -¡Señor despierte! -¿Si? -Ya llegamos a España]…

-¡Gracias joven por avisarme que hemos llegado a España! -¡Siempre a la orden Señor! -¡¿Cómo te llamas mujer?! -¡Margaret! -¡Dios mío! ¡¿No puede ser que todas las mujeres de esta aerolínea se llamen Margaret?! -¡¿Por qué lo dice señor?! -¿Tu segundo nombre por casualidad no será Cecilia y el tercero Elena? -¡No señor! Mi segundo nombre es Antonella y el tercero es Brenda… y antes de ser aeromoza, era una psicólogo en una Fundación, -¿Y cómo terminaste aquí? -No lo sé: Quizás era porque quería viajar por el mundo sin pagar ni medio ¡jajaja! -¡Buena jugada Mujer! ¿No te ofende que te diga así no? -¿Por qué ha de ofenderme? ¿Es lo que soy no? -Cierto… Lo que pasa: Es que a veces las personas se ofenden cuando al hombre le dices hombre y a la mujer le dices mujer, -¡Es verdad! En el pasado, yo atendí a varios pacientes con problemas de identidades; les ofendían cosas tan estúpidas como cuando le llamaban hasta por el apellido: Como si llamar a alguien por el apellido fuese el significado de alguna molestia, -¡¿Qué loco no?! -Así es el mundo Señor, ¡¿pero?! ¡¿Al final?! No me dijo acerca del porqué usted cree que todas las mujeres que trabajamos en esta aerolínea nos llamamos “Margaret” así como yo, -Es que cuando fui a París para visitar a un viejo amigo, estaba una muchacha que era aeromoza de nombre Margaret igual que tú, ¡¿y lo más loco?! Es que unos señores de un psiquiátrico la atraparon y se le llevaron justamente a una Fundación cerca de Los Laberintos de Nébias, -¡Ah sí! Yo supe de ese caso: El Nro. 01 ¡¿Y quiere saber algo aún más loco?! -¡¿Cuéntamelo?! -Esa mujer que usted dice, mató a una niña sin querer queriendo llamada Gabriela, ¡cuando que en realidad! ¿El disparo? Era para un hombre que la amaba profundamente, -¡¿Y eso?! -Porque él trataba de convencerla que no estaba loca: Que todas sus alucinaciones eran verdades de su mundo, y que él, sí existía en su mente, pero esta mujer se obsesionó tanto con su locura: De cambiarle los conceptos a la sociedades; y de decirles que el mundo es un lugar frío, siniestro y malvado, que solo rechazaba al único hombre que la amó tal y como era… -¡El Amor Margaret! ¡O te pone loco de forma sana o te hace cuerdo de manera insana! -Así es Señor. ¡Pero siga con su destino! Lo estoy frenando con mi historia, -¡No te preocupes! Me fascina hablar con mujeres que sepan de cuentos e historias, ¡¿y más aún?! Si son psicólogos: ¡¿Quién quita?! Hasta de repente yo necesite a una psicólogo como tú, -¡Pero mírenlo pues! ¡¿Ya me está echando los perros y ni siquiera sé cómo usted se llama?! -¡Como hablas de perros! Solo dime Litcain, -¿Un seudónimo? -Si lo quieres ver así: ¡Ok! -Está bien Hombre Litcain [La mujer le da su número] -¡Adiós nueva Margaret! -No Señor, solo dígame: Margaret [Él sonríe pícaramente] -¡¿Otra cosa Señor?! -¿Sí? -¿Usted es casado? No salgo con hombres casados, -Sí lo estoy: Con la locura. ¿Y lo que hablamos? No sucedió, porque tú no existes en realidad. ¡Besos! Elena me espera sentada cerca de La Calle 7 de Berlín de La Coruña en España, -¿Entonces no existo? -¡¿Si aún te lo preguntas?! Entonces, no eres psicólogo… Bye Mujer: ¡La historia de la historia! -Odio a los tipos como usted, -Todos me odian Mujer, ¡¿pero al final?! Terminan amándome [Y ella sonrió]…

Una vez que salí del aeropuerto de España, se me venía a la mente lo que la nueva Margaret me dijo antes de irme,  “Yo era psicólogo y ahora soy aeromoza para poder viajar por el mundo”, pues quizás, el ser psicólogo no es tan bueno que digamos para la salud de quien trata constantemente de corregir lo incorregible, porque cuando descubres que cada locura, cada trauma, y cada encierro de la vida tiene su propia razón de ser, por más loco que parezca, es que te das cuenta que los acomodos que hiciste durante un preciso tiempo no es más que un alivio para lo que pronto ha de volverse como el mejor caos de la triste felicidad: Las ansias, las agonías, y los desesperos: Las tres fases de los gritos de atención. Los humanos de por sí, requieren de atenciones para darle validez a su propia existencia, de no cumplirse esta estúpida filosofía, se lanzan a los hundimientos de sus peores crisis corporales, mentales, emocionales, espirituales, y a la peor de todas: Existenciales; algo así, como cuando alguien saluda a una persona y el saludo no le es correspondido de manera inmediata, abriéndose un portal de millones de interrogantes acerca del porqué el saludo no fue regresado “si se supone que es el deber ser”, y esta persona que se quedó ahí esperando el saludo, empieza a sumergirse solita “por más que no quiera” a una fuente de pirañas que le carcomen sus espacios de reflexiones tanto mentales como emocionales para luego dejarlos tan vacíos que no le queda de otra que iniciarse sobre un mundo de problemáticas personalidades que no tienen nada que ver con la personalidad que muestra ante los otros cuando sus palabras sí son recibidas, atendidas, y compartidas por quien le observa, le escucha, y le responde; mas si esto no sucede, es cuando estas personalidades incitadoras (creadas por el pensamiento confuso, prejuicioso, y malévolo) se reúnen con la única voz consciente que hay para decirle -Si otros no te ven, tu existencia no es real- Resultando esta mala frase, el inicio de una batalla entre nuestros peores demonios: Ansias, agonías, desesperos, soberbia, orgullo, confusiones, prejuicios, y malas intenciones; y nuestro único ser que vela por nosotros si valoramos la victoria de sus más fieles peleas que nos distancian de las locuras anormales de la vida. Será por eso: Que la nueva Margaret dejó de ser psicólogo, porque se cansó de que la mayoría de sus pacientes solicitaban consultas nada más que para existir y no para arreglar realmente sus problemas. Y es justo lo que le pasa a la humanidad, quieren que otros le digan que existen, mas no que le digan lo que realmente deben saber. Por tal motivo, cuando vi a Elena esperándome, supe que no necesitamos existir para amarnos el uno al otro; sentirnos, es más que suficiente.

…-¡¿Vamos?!- me preguntó Elena una vez que me vio llegar a La Calle 7 de Berlín en La Coruña de España, -¡¿A mi apartamento no?!- le pregunté yo, al moverle esa bendita pollina que no se la corta ni porque el mismo Todopoderoso o Lucifer se presenten ante ella y le imploren que se la corte para que el mundo pueda salvarse de todos los pecados que incurre la sociedad; ¡pero bueno! Quizás esa pollina es lo que me salva a mí, de no tirarme por un balcón mientras que recito unas palabras delirantes de Charles Bukowski. Esa pollina: Salvándome de cometer una locura y de saber que existe para tocarla, para moverla, y olerla; entonces recuerdo: A veces la gente es como una pollina que le tapa sus temores, esas confesiones que hace que todo cambie en nosotros, y aunque yo no cambié por Elena, siento que su gracia es como una pollina que me transforma. Al fin y al cabo: Todo se reduce a que nosotros tenemos ese punto débil del atractivo singular, como cuando odias algo de alguien, pero a la vez lo cuidas con todo tu amor. [-¡¿España?! ¡¿Qué es lo que te pasa tía?! -¡¿Pues hombre que no sé?! ¡¿Que no sé qué es lo que te pasa a ti?! -Me pasa de todo España, -¡Joder hombre! ¡Que no sé! ¡Que tú lo que requieres es de un bailáo! ¡De un barcito con una canción de Vanesa Martín o de India Martínez o de Malú! -Bendita España: Ni sabes lo que dices, -¡Cantá hombre! ¡Cantá-Cantá! -¿Y crees que cantando, o bailando se solucionan mis penas? -¡Que no me vengas tú con tu mala vibra! ¡Que ames que te he dicho! ¡Que superes que te he dicho! ¡Que vivas que te he dicho!]. -¿Señor? -¿Si? -¿Usted está bien? -¿Por qué me lo preguntas? -Porque lo veo ahí hablando como si tuviese con una persona cuando que en realidad no hay nadie, -Era España, -¡Ah ok! Tranquilo, nos pasa a todos, ¿y más aún? Si no somos de este país, -¿Lo has hecho tú también? ¿Hablar con ella? -¡Sí! Justamente cuando recuerdo el pasado, -¡Jajaja! -¡Bueno adiós! -¡Adiós! [Y me quedé mirando a esa persona mientras que se iba con un ramo de flores lleno de esperanza; que agradable persona, preocupada por todo: Por lo que ve, por lo que siente, y por lo que hace; caminando entre la sociedad si tan siquiera discriminarla por lo que es: Marionetas de un espectáculo esquizofrénico incorrectamente correcto; pero esa persona está ahí: Preocupada, y ocupándose de reescribir al perdido con tan solo hacer una simple pregunta que ya ni hacen por miedo a su confesión: ¿Estás bien?]. Y sí, lo estaba mientras que la pollina de Elena estuviese molestándome [Yo estoy bien] -¡¿Qué mirás?! -A vos…

…Después de haberme instalado otra vez en mi hogar desde la llegada de París hasta España, Elena me preguntó -¡Que mirás!- y yo le contesté que a ella; luego de ese instante, de repente todo se hizo vacío, recordando esas aventuras en donde pude conocer a una loca llamada Margaret queriendo cambiarlo todo entre la gente: Creyéndose el mismo amor para que esta gente deje de odiar las cosas que le hieren por dentro, y fue tanto así, que la misma gente en el medio de su estupidez con el amor, la metió al psiquiátrico ¡porque para esta gente! El amor no es más que una locura que se busca cuando los pensamientos han llegado al límite de cortarse las venas y ver cómo la sangre fluye sobre un papel dejando palabras dolorosas que lo cambia todo, cuando que el todo: No es más que sufrir y ser feliz; como los vicios de los fumadores, fumándose a la vida por minutos como si se tratara de una felicidad eterna [-¡Qué estupidez!] Entonces yo soy estúpido al menos por esta parte; al fin y al cabo, no evadimos las estupideces del mundo, sino las concebimos hasta de la forma más poética posible; y más adelante vienen los lamentos ¡por si la vida! Le devuelve los minutos fumados a quien se la fumó; entonces se sufre al ser felices y a la vez sufrimos si no lo somos, porque cuando eres feliz, irónicamente quieres más, y cuando no lo eres, tristemente deseas obtenerla a todo costo [-¿Así como a la mujer que mirás?] -No mi amor, tampoco estoy tan esquizofrénico porque ya tú no existes en este espacio [-¡Vos querido! ¡Sos un cielo!] –No creo que lo sea Elena; pero dime una cosa, ¿Por qué hablas con acento argentino? ¡No entendí! [-Sos un pelotudo] -¿Vas a seguir Elena? [-Era jodiéndote] -No amor, no hables así mi bella [-¿Pero qué decís chabón? ¿Vos te oyes cuando hablás?] Si Elena, sueno como un completo estúpido; porque soy un estúpido al creer que tú existes en mi vida hasta para pelearnos por cualquier estupidez, como llevándote la contraria nada más que para verte sonreír al final de una discusión sin sentido; teniéndote al frente sin que las estupideces de las sociedades nos impregnen de sus pocas razones humanas; pero los humanos son estúpidos hasta con ellos mismos; así como creo que las estupideces son las formas sociales en que los humanos “logran entender” el pobre infortunio de sus evoluciones [-¡Qué triste!] Llevando sus ignorantes mentes al mundo ¡porque la razón! Se ha tirado desde la cima de lo ilógico, ¡y lo que ves! Es la incoherencia de lo social: Comportamientos tan imbéciles, ¡qué hasta corregirlos! Se hace estúpido…

Continuará...

- Prof. Miguel Orellana.