“El Método Orellana” (Vol. V). Entrega Nro. 12: Entre La Sobrevivencia Involutiva y La Coexistencia Evolutiva.

La humanidad durante mucho tiempo ha sido clasificada a según su propia evolución como una especie que provino de la más pura, explosiva, y glorificante naturaleza del cosmos; una vez que pudo evolucionar como una vida “al parecer inteligente” que la posiciona en una escala superior de las otras existencias que tienen pulsos vibrantes (animales y naturaleza) se puede diferenciar como las fisonomías han cambiado desde el origen de su evolución así como también lo han hecho los animales más todas las floras y faunas que han nacido, renacido y surgido desde que este mundo se volvió el habita natural de toda naturaleza creativa, y al referirme a “naturaleza” es entender y comprender que todo lo que ha pasado se debe únicamente a una “correlación provisional de la existencia infinita con la existencia del universo esporádico”, es decir, lo que llamamos “existencia infinita” es lo que conceptúa a la “forma original de la creación” sin que esta se quiebre, ni se modifique, y menos aún se transforme porque su propósito es darle energía a todo lo que se encuentre dentro y fuera de su propio núcleo; y lo que llamamos “existencia del universo esporádico” es la que define a la “forma original de la creación” como un núcleo paradójico que reacciona a según la acción de toda energía para que provoque las rupturas necesarias y así pueda modificarse con el fin de expandirse desde su estado original, solo qué, realmente estas expansiones no están sucediendo en el origen de toda forma, sino que están conciliándose entre sí en un algoritmo mental que se adhiere a una emoción hiperrealista de la forma como existencia y no a la forma como un pensamiento de todo un mismo origen. La creación es como un gran círculo que contiene infinitos núcleos de distintas formas que nunca salen de ese espacio finito, sino que están ahí encerrados unos con otros mientras que tratan de coexistir a su manera de ser, o de sobrevivir a su manera inadecuada de comportarse, pero dentro de estos núcleos existen otros más que le dan a la creación el concepto de lo eterno, y pese a que estos núcleos nunca salen de ese círculo, tienen la capacidad de convertirse en la misma energía que los creó para luego salir de los muros invisibles y viajar hacia el misterio a través de todas las dimensiones universales con la idea de que su energía le dé sentido a su realidad ilusoria (forma de la materia y de la mente), a su experiencia fantasmal (forma del recuerdo), y a su evolución momentánea (forma original de la energía hacia otros espacios), pero si estas energías que ya fluyen por sí solas deciden volver a donde estuvo es cuando se genera dentro del núcleo (que aún está en el círculo de la creación) un paralelismo de modo automático que no es consciente de que solo repite la realidad que ya conoce porque existen recuerdos que la atrapan a quedarse o porque dejaron “experiencias por arreglar, por hacer o por vivir”, y una vez que son superadas, estas energías se hacen conscientes para continuar el viaje hacia otras formas de existencias en el universo, y en cualquier otro universo posible de toda la creación. Siempre se ha dicho que la humanidad fue concebida por una obra de magia que se hizo presente en espacios desconocidos para luego dar comienzo a la escritura de una historia que hasta al sol de hoy es lo que la define entre la teoría de las creencias irrazonables y la práctica de razones creativas de mentes totalmente razonables, dando como resultado “la fijación de una figura magnánima” que hizo al hombre y a la mujer según a la forma de esta figura supuesta, y antes de que estos existiesen, “esta forma” creó a la vida animal y a la natural, pero mucho antes de que esto pasara, hizo a la creación “que por ahora se cree conocer” y al universo “que creemos comprender”, y todo esto pasa porque es más fácil para la humanidad aceptar el camino de la creencia ilusoria que el camino de la creencia evolutiva (aunque lo evolutivo sea parte de la misma ilusión de una mente universal), y es aquí donde estas creencias falsas que son elaboradas por religiones que solo quieren dominar los pensamientos de los humanos “que no investigan los hechos de las historias” ¡dicen! que es más fácil decir “creo en Dios” que decirse a uno mismo “creo en mí”; que es más fácil colocar las culpas en algo inexistente como materia que en algo que existe como toda una materia que vive, y renace; que es más fácil mirar a los cielos para hablar con esta figura suprema y dejar salir todas las confesiones que nos reprimen “que hablarse a uno mismo” sin nada de mentiras de una vez por todas; que es más fácil creer en lo que no es verdad que creer en las verdades de lo que somos; ¿pero qué somos?, pues a mi manera de verlo somos una energía que evolucionó y se hizo mente, una mente que evolucionó y se hizo en un núcleo universal, una luz que evolucionó y se hizo en una conciencia poderosa, una conciencia que evolucionó y se hizo en un alma desde su luz, un alma que evolucionó y se hizo un espíritu inmaterial, un espíritu que evolucionó y se hizo material desde su energía, y una materia que evolucionó gracias a una mente que muchos llaman el magnánimo, cuando que en realidad es la energía quien hizo todas las evoluciones de todo lo que existe entre nosotros, entre los mundos, entre las galaxias, entre los universos, y entre todas las hermosas creaciones de la creación. Muchas veces nos preguntamos qué ha sucedido con la humanidad y su evolución, y la pregunta no corresponde a lo que se cree como un problema de esta raza, porque de alguna manera la humanidad como especie única entre las otras sí ha evolucionado aun cuando su propia evolución desde hace décadas e incluso ¡hasta hoy en día! sea solamente destruirse, deformarse, y degenerarse con el paso del tiempo, ¡pero a decir verdad!, los humanos han podido ver su evolución por medio de construcciones externas a su ser ¡mas no! a construcciones internas de su esencia, haciendo que su sobrevivencia y coexistencia como vida se fusionen a cada rato entre lo fácil, lo cómodo, y lo seguro, tres propiedades que definen a un mundo netamente superficial, y mientras el humano se sumerja en este modo de vivir solo estará dirigiéndose hacia una crisis involutiva de una historia que solo tiene repeticiones incoloras, “nacer, desarrollarse, y morir”, porque para muchos después de nacer y desarrollarse lo que debe importar “es vivir bien” mientras que se ignora “el existir bien a cómo debe ser”, y cuando digo “vivir bien” en el contexto de lo material es a la obtención de lo “común”, una carrera exitosa, mucho dinero, hijos, una lujosa casa, una pareja perfecta, carros, barcos, aviones, negocios, empresas, industrias, tecnologías, viajes, entre otros, pero ninguna de estas experiencias mundanas le darán al ser la felicidad que merece su espíritu, ya que todo esto es del mundo exterior que no alimenta al universo del ser como energía, sino que el ser le da su energía a quienes no valoran el viaje que hizo el alma  para “vivir de verdad” porque existe desde su esencia más pura como “luz”; porque vino a vivir plenamente para luego surgir a otros universos de la existencia; porque llegó con el propósito de evolucionarse entre su coexistencia mas no involucionarse desde su sobrevivencia, y aun cuando las buenas existencias no llene ni satisfaga a ese mundo material que de por sí sobreviven a los cambios involutivos mas no coexisten a las transformaciones de los cambios evolutivos, ¡no importa! porque la idea no es nacer para desarrollarse y luego morir, “la idea” siempre fue nacer, desarrollarse, vivir, existir, experimentar, volver a vivir y existir, aprender, enseñar, y nuevamente vivir y existir; pero jamás incurramos en el olvido que para vivir y existir debemos antes saber coexistir entre nosotros como seres auténticos, para después coexistir entre nosotros, y otros. Coexistencia evolutiva.

- Prof. Miguel Orellana. 
“Te abrazo en luz, te bendigo, y te decreto feliz vida”