“El Método Orellana” (Vol. V). Entrega Nro. 13: La Introspección del Individuo como una forma de Solo Ser.

¿De qué sirve la energía si no le vamos a dar el uso adecuado mediante nuestros aprendizajes, ejecuciones, y evaluaciones?, pero en sí “el uso” no define ¡lo qué es adecuado o no! poder hacer, querer hacer, o arriesgadamente solo hacer, ya que como bien sabemos “el poder hacer” simboliza que “tú puedes” siempre de alguna manera propia o impropia realizar la diligencia de todos tus pensamientos y accionamientos que aún se encuentran impredecible para la observación del que observa (aunque el que observe lo pueda ver como algo predecible a razón de su intuiciones, “errores comunes o errores acertados”); “el querer hacer” significa que “tú eres el único que decide” ¡si lo qué harás pronto! es conveniente para lo que “piensas” y para lo que “haces”, porque pensar no es hacer, y hacer es el subjetivo al “supuesto pensar”, y “el solo hacer” predice el efecto y el rebote sobre una causa que “tu hiciste” sobre “el supuesto pensar” por medio de un esquema de lo que ya se sabe entre “el análisis, la investigación, y la reflexión, definiéndose estas tres características como “el resumen de lo que creemos entender y comprender”. Resulta un tanto curioso que mayormente “el solo hacer” es como la lotería que se gana sin que nosotros hayamos descubierto el algoritmo “adecuado” de todos los números probables o posibles para así simplemente ganar lo que a veces dejamos a la suerte y que solemos verlo como algo “predecible” porque según nosotros la energía que se le pone a cualquier cosa es lo que hace que el sentido de la atracción se establezca en el deseo de lo que ya sabíamos, es decir, que no todo lo que se hace termina siempre para nosotros por ser algo bueno o malo, ya que no se puede determinar lo que es impredecible y lo que es predecible desde ese efecto del rebote a causa de lo que se pudo lograr hacer, algo así como las expectativas y la realidad de lo que sucede, “si te doy amor espero recibir amor”, “si hoy hice esto por ti espero que tú lo hagas también”, “si te hice la comida espero que tu friegues los platos”, y así sucesivamente, pero justo ahí en “el esperar” es el sufrimiento que configura al ser del no ser, y es cuando las reglas filosóficas de la vida le dice “al individuo” que “no espere nada a cambio”, porque sí lo hace, su mente y sus emociones estarán dispersos en la búsqueda de lo que ya sucedió y no volverá a pasar, pero si solo hacemos lo que se quiere y no esperamos recibir lo que se hizo podemos tener “la intención” de que nuestro ahora no se vaya entre los recuerdos, las discusiones, y/o las alteraciones, siendo esta última lo que se converge entre la idea que le damos a las cosas y las asertividades que abrazamos a todo lo que sucede entre las cosas de nuestro alrededor, pero siempre va a depender desde que clase de intención se refiere el individuo “cuando en su hacer” no esté ligado al pensamiento consciente que doblega a todo accionamiento subconsciente e inconsciente antes de toda exteriorización prematura o madurada. El individuo en su manera de describirse muestra primero “el yo” mas no “el soy” de lo que es, y justo en las reglas filosóficas de la vida dice que “el yo” es “el ego disfrazado” a su imagen y semejanza para hacerse pasar luego por “el soy” y todas su ramificaciones de solo ser, “soy así, soy como soy, soy lo que conoces”, pero realmente “el soy” cuando descubre que “el yo (ego)” lo utiliza hace que desparezca para mostrar lo que verdaderamente es lo que es “el solo soy”, “soy así, pero puedo ser distinto, soy como soy, pero puedo cambiar, soy lo que conoces, pero puedo ser más de lo que ya conoces”; por ejemplo, es como si pensáramos que alguien que tiene su forma de ser para ordenar los colores de sus chemises según lo llamativo deje de hacerlo un buen día porque decidió darse una oportunidad de reordenarlas según lo atractivo que tenga la pieza que sostiene a la chemise (el gancho, como la figura de lo que es importante), y es porque todo aquello que nos llama “la atención” muchas veces es gracias a que solo es la parte superficial de lo que se compone toda energía, en otras palabras, “la materia”, ¡pero al ver de qué se alimentan estos compuestos materiales! se puede poner a un lado todos sus componentes y darle el visto oportuno a la atracción (energía pura) de toda atención posible (energía impura), ya que justamente “la atracción” es la que define la brillantes que expresa lo que nos atrae, en otro contexto, “la atención no es más que la necesidad de cumplir inadecuadamente con todos los patrones mentales, emocionales y conductuales del individuo para que se conjugue en algún tipo de estabilidad sobre sus propias vivencias que se relacionan a sus desarrollos de lo que fue y aún es; y la atracción fuera de toda atención, es la premisa sincera que hace del individuo un ser cambiable basado sobre sus conductas propias o impropias a lo que es y ahora quiere ser”; pero volvamos al ejemplo del orden y del re-orden de las chemises, al principio la ordenamos por la atención de estas hacia nosotros (síntoma de la necesidad inconsciente), después, la ordenamos a según la atención que nosotros le ponemos a ellas (síntoma invertido de la búsqueda de atención subconsciente), y luego, la ordenamos sin darle atención alguna (síntoma consciente de la necesidad), una vez que esto pasa lo primero que se hace es cambiar la atención (parte externa) por la atracción (parte interna), y desde este punto de salida se asegura un reordenamiento hacia otro punto de entrada para indagar ¡sobre sí lo que se hizo! hace que llegue a nosotros “al tiempo que debe ser” (aunque no lo entendamos) el origen de nuestras acciones pero a su “mejor versión” de lo que hemos podido realizar sin ninguna expectativa o realidad sobre y dentro de la espera (aunque si fue malo de igual forma se ve como algo hermoso, algunos dirían, “karma”), pues como bien dice la frase, “dime qué fue lo que hiciste, y te diré qué recibirás, quién serás, y cómo te comportarás”. Ahora bien, si cambiamos “el solo hacer” por “el solo ser” nos resulta una belleza filosófica a través de una energía que se mantiene en lo interno del individuo para que esta se procese en el cúmulo de todo pensamiento y se canalice más tarde en la “introspectiva” de toda acción, una vez realizada, lo que se transmita hacia el exterior es la verdad del cambio del interior, pero lamentablemente nos encontramos con las ilusiones de que “el cambio” una vez que fue puesto en la mesa de la vida ya el pensamiento de la existencia deja de hacerse presente durante ese cambio porque todo lo que se hizo se transforma en la retrospección del “solo hacer” y no en la prospección del “solo ser” (pasado vs presente en camino al futuro), y es aquí donde ponemos en duda ¿qué es lo adecuado usar para toda clase de energía que provienen de distintas dimensiones mentales o emocionales como el factor de la idea, de la creación sólida, y del reacomodo sobre la acción de toda idea y de todo concepto teórico y práctico para que el uso se anticipe a la realidad interna del ser para que luego se anteponga a la realidad externa del individuo?, porque para observar lo adecuado tenemos que ver lo que se pueda desde el punto de vista del “pre-uso”, y al hacerlo se aplica lo que llamamos meditaciones, concentraciones, y atracciones, osea que estaríamos realmente hablando de una retrospectiva adversa hacia lo que el “post-uso” ya no se configura en el medio del hacer (el ahora); por ejemplo si colocamos en la mente una imagen fija de que nosotros estamos comprando una casa, al decidir esto como una determinación de lo que se quiere, decidimos darle forma a su exterior y obviamente al interior de la casa, pero siempre la mente se va enseguida al exterior y deja de último a la pobre existencia de su interior, luego que la imagen de la casa se hace surrealista en la conciencia de nuestra realidad, la imaginamos con colores distintos, adornos, cuadros, muebles, y hasta algunos le pondrán el concepto de lo que es su vida en el ahora entre sus emociones cotidianas, modificadas y transformadas más sus fracciones sentimentales entre el espacio que vive y el tiempo de lo que puede convivir en dicho lugar, y digo “fracciones” en el término de los sentimientos porque no son tan fijos y variables como las emociones que tienen cada persona; una vez que ya tenemos la ilusión sobre esa imagen de la casa como una idea fija, y todo lo que va a llenar dichos espacios, viene el proceso de hacerla real, y es aquí donde se diferencia “el solo hacer” del “solo ser”,  iniciándose entonces las preguntas necesarias de la atención que conlleva a la atracción, al uso que transcurre a lo adecuado, y al orden que camina al reordenamiento, dichas preguntas no es más que una sola por escribir, decir, o expresar, ¿puede el observador observarse a sí mismo?, según algunos pensadores es imposible porque surgiría el autoengaño, pero según “la introspección del solo ser” es totalmente posible “si el ser” no se engaña a sí mismo, concluyendo qué,  “si todo lo que vemos es todo lo que existe, la mirada hacia nuestro interior se hace negativa entre todo lo que sucede; pero si vemos “con verdad” lo que a su vez sucede (el mismo observador observándose), sabremos que todo lo que se mire (poder ser y querer ser) no es todo lo que realmente existe (el solo ser), porque para “solo ser” se requiere de voluntad, aceptación, y autocrítica, tres fases que definen al soy y no al yo del individuo (el efecto vs el reflejo del espejo).”

- Prof. Miguel Orellana. 
“Te abrazo en luz, te bendigo, y te decreto feliz vida”