“Los Cinco Procesos de una Conciencia que va Evolucionando” Por, El Método Orellana. Entrega especial Nro.06.

Percepción. Llega un momento en el tiempo de una persona que de repente su realidad se hace distinta, es como si captara, que lo que vive, no se une con las vivencias que creen que deberían ser, y empieza a preguntarse cuáles son los verdaderos propósitos de su existencia; cuál es el sentido que tiene su vida, y el porqué ha empezado a sentir las cosas diferentes como por arte de magia; dichas preguntas, se relacionan con aquello que se conoce en el mundo de la psicología y el de la filosofía como “crisis existenciales de los universos cognitivos del ser existente”. “La Crisis Existencial” no es solo percibir que tu existencia ha dejado de estar viva ante todas las cosas, sino que simboliza que estás pasando por un proceso de un “llamado de atención cumular pensante”, en otras palabras: Por alguna razón, la mente, cuando logra hacer lazos con todas las facetas de ella misma para expresarse como una sola (inconsciente, subconsciente, y consciente) y le configura sus pensamientos así como sus realidades y sus acciones como un solo ser que piensa y hace, es que se da cuenta, que lo que estaba sintiendo y viviendo, no cuadraba, con lo que “el ser cognitivo” quería sentir y vivir, comenzando de esta forma, la búsqueda para descubrir o redescubrir lo que aún no sabe pero que sí percibe. Vamos a recordar, que el cerebro humano: Es uno de los órganos más difíciles que se conocen, y a pesar de los avances tecnológicos y prácticas médicas que han servido de alguna forma para entenderlo complemente, aún no se ha podido; claro está, biológicamente sí, pero si lo entrelazas con la psique del ser, aún no; y es porque el cerebro es la máquina natural más incomprensible que hay, y más aún, porque este órgano está conectado con la mente de la conciencia superior mientras que vive y mientras le reproduce memorias para las próximas vidas por venir: Y es aquí, donde suceden todas las percepciones de los tiempos: Llámese realidad o ilusión, sueño o despertar, horas o linderos, caos u orden, causa o sincronicidad; y depende de lo que se quiera sentir, la percepción, será la aceptación del ser cognitivo existencial, o la del hombre que vive por estar.

Aceptación. Una vez que la persona descubre que puede percibir diferentes realidades por medio de los sensores cognitivos de la mente, es cuando se inicia una abertura entre la negación del hombre y la liberación del ser, aceptando que todo lo que pasa no es todo lo que es, ni todo lo que será, sino que todo lo que sucede: Es solo una medida en el espacio-tiempo de la conciencia, esto se conoce como “las dimensiones de los planos etéreos espirituales y mentales de las energías transformadoras”. Si hablamos de aceptaciones, es hablar de reconocimientos, es decir, que si una persona no reconoce que esta siente o que al menos percibe lo que debe o debería estar bien o estar mal dentro y fuera de sus vidas “supuestamente consciente”, su aceptación con el hecho verosímil, es como quien juzga un dibujo sin tomarse la molestia de haber hablado con la persona que lo pintó; ahora, si esta oportunidad de conocer no se puede concebir, es donde se produce el dilema entre el juicio de la sola razón con las emociones de los razonamientos; pues muchas veces, el juicio: Afirma que lo que se está pensando de forma correcta para poder razonar sin que la emoción le contradiga sus intenciones, pero, si la emoción se entromete entre el juicio de toda idea razonable, las probabilidades de aceptar que algo está bien o que anda mal son muy pocas, convirtiendo “el reconocimiento” en una caja que guarda archivos pendientes por revisar, aceptar, y trabajar para que luego pasen a los instrumentos adecuados que le darán las correcciones, ediciones, e impresiones correctas, lo que llamaríamos, “la manifestación inconclusa del pronto haber”. Solo qué, si la persona no se vincula con esta conciencia del ser cognitivo: Que no es del hombre sino del universo mental, las palabras “algún día” es lo que la llevará hacia una aceptación forzosa por medio de otras realidades que la pueden confundir aún más o de hundirla innecesariamente a un espacio que no controla ni sabe que existe, la nada; y esto pasa, porque desde el principio solo se ha negado el reconocimiento, pero que si se llegara a reconocer, se afirmarían las percepciones, y las aceptaciones hacia un todo transformable.  

Transformación. Realizadas las percepciones de las realidades que producen la conciencia, y la aceptación de cada una de ellas a través de los reconocimientos que abraza el ser cognitivo de una persona consciente, es cuando nace un nuevo núcleo que está por dar a luz un origen transformador que nombraremos como “la idea de los cambios ilustrativos del hombre”: Una mecánica que mejora probablemente lo que en verdad nunca termina cambiando por sí solo, sino que hace lo posible de mantener a flote lo que desde el nacimiento se ha mantenido oculto entre las cosas: La finalidad de la energía. La razón del alma. Y el propósito del espíritu. La cuestión es, que cuando el hombre se mantiene dentro de la superficie del exterior, y se olvida de buscarse dentro sí mismo, la esencia que lo compone como materia (energía-alma-espíritu: El ser) es como si no tuviese en su realidad, y aunque es obvio que la vida le asegure su existencia cuando se toca, habla, escucha, hace señales, siente emociones o se observe al espejo, esta vida material que hasta ahora le dice que es la única que existe no le asegura el verdadero sentir de la vida de su ser que vive dentro de su materia, y por tanto, el ser: Es como un fantasma que sabe que existe mas no sabe cuándo existirá como materia; y solo si el hombre se atreve a cambiar las realidades superficiales de su vida por las realidades existenciales de su único propósito: Sentir, logrará que su esencia predomine las transformaciones conscientes de su percepción y aceptación, y una vez que esto ocurre, el hombre, no será más que un pensamiento que proviene de la nada: El principio del todo: La luz; y decir todo es mucho, porque abarcaría espacios que aún se desconocen; la diferencia está, que el alma como luz es eterna, y esta lo sabe todo porque ha viajado muchas veces entre los universos mentales de la creación; en cambio, el hombre cuando camina sin su alma, es como un muerto viviente que no sabe ni siquiera el porqué ha llegado a este mundo y solo se ocupa de vivir el mundo material que lo vive mal configurando, más si lo que le rodea no le permite transformarse, deberá prestar atención a su propio despertar: El ser.

Liberación. Una persona que es libre siente todo lo que pasa a su alrededor, no limita lo que debe ser, no ata lo que debe evolucionar, y no se molesta con cosas estúpidas ni banales porque esto no le ayuda a crecer como luz; una persona que es libre no pierde su tiempo con nada porque sabe que el tiempo es solo una ilusión del hombre mas no del ser, y por ende, se la pasa viajando más como alma que como cuerpo; una persona que es libre no dice las cosas por decirlas así no más: Sin sentido, sino que siempre las dice porque alberga buenas razones para manifestarlas con lógica, sensatez, y amor; una persona que es libre no se entromete a donde no la han llamado, no juzga sin estar antes segura de que su juzgamiento tiene bases sólidas para poder juzgar, criticar, y/o modificar, pero cuando lo hace, lo hace de manera constructiva, y si llegara a destruir algo, es porque se hacía más que necesario para que luego se reconstruyera y evolucionara por sí sola; una persona libre no vive pendiente de las cosas ajenas, sino de aquello que es suyo: La energía; no desprecia a nadie, porque sabe que todas las existencias tienen un propósito para ser, aun cuando esta: Sea incorrectamente correcta; no se detiene ante las cargas negativas, sino que las transforma desde la luz de su amor por el todo, lo positivo: Acepta el mundo tal y como es: Hermoso, perfecto, y esencial; y aunque dentro de este mundo se hallen vidas que no son ni hermosas, ni perfectas, ni esenciales porque viven destruyéndolo todo, pues su misma libertad de ser le permite verlas con otras perspectivas: Como lo malo dentro de lo bueno, y lo bueno dentro de lo malo, y todo lo que se encuentre en este ciclo transformador, hace que esta persona “libre” pueda percibir, aceptar, y transformar lo que hay; si es bueno, lo mejora, y si es malo, lo revierte. “La liberación de una persona como forma de existencia no es más que presumir lo que en realidad no está sucediendo, porque mientras que su alma (su luz) siga estando dentro de un cuerpo material, realmente su existencia no es libre. Así que decir que una persona es libre, debe hacer realidad su verdadera ilusión: Sentir, sin tener un propósito para hacerlo”. 

Evolución. Todo en esta vida siempre se ha tratado de sentir más que solo existir mucho más; de qué sirve tener tantos años de vida sin haber sentido realmente cada uno de ellos, nada, no sirve de nada, y más aún, cuando la muerte llega para reclamar lo que le pertenece de manera retórica, el alma, y no porque sea así, sino porque esta, una vez que la tiene, la coloca otra vez sobre el ciclo de las reencarnaciones como si se tratase de un núcleo oscuro esperando el momento exacto para que la luz de las energías transformadoras le de origen a un nuevo comienzo, resultando la creación, un balance inequívoco y cuantificado para lo que es y para lo que ha de ser. Evolucionar en esta vida, no es solo sentirse libre de manera mental, ni emocional, ni espiritual, porque se perdería la gracia que representa lo que es vivir con propósitos y convivir con los compromisos de dichas razones para tenerlos, es lograr materializar el alma fuera de cualquier cuerpo viviente, y la única forma que hay para lograrlo, es hacer que el alma se vincule con la existencia de su vida, y aquí nace una pregunta que lo contradice todo, ¿si para ser libre no se requiere de un propósito, entonces qué es la evolución sin propósitos? Y la respuesta también contradice la misma pregunta: Nada evoluciona al menos que su existencia recurra a nuevas razones de poder ser. He aquí, la verdadera evolución. Las personas cuando se encaminan a los procesos de un despertar mental en conjunto con las emociones, tienen que estar dispuestas a sufrir los cambios necesarios: Creer lo que saben más no lo que desconocen. Desaprender lo que aprendieron para conocer otras sabidurías. Andar con la verdad sin ninguna vergüenza de su desnudez. No atarse a nada. No utilizar el pasado como un impulso para vivir su hoy. Y no buscar el futuro si no lo trabaja desde su presente. Por tal razón, una conciencia que va evolucionando sufre de forma diaria pero siente su vida como nunca; porque lo percibe todo, lo acepta todo, lo transforma todo, lo libera todo, y lo cambia todo. Y así, actúa el ser cognitivo del hombre: Siente lo que vive, y ama lo que sufre: Evolución.

- Prof. Miguel Orellana.

“Te abrazo en luz, te bendigo, y te decreto feliz vida”