Elena, La Mujer que nunca Tuve. Resumen de la 5ta entrega.

Diario de un amor dimensional (Pag.41-50 del diario).
 

Ella y yo llevábamos seis meses con una relación al estilo de una filosofía libre y con un toque de compromiso, tampoco éramos como esas relaciones de amistades con derechos que se buscan nada más para divertirse entre una masa social nocturna donde se la pasan colocándose caretas para decir que todo está bien, y las mujeres se aferran a sus maquillajes para tapar lágrimas impuestas por quienes le hacen daño o porque ellas mismas se lo causan gracias al masoquismo que pareciera estar de moda; y en esos locales ves tantos infiernos que cuando sus esclavos salen de ahí quieren tirárselas de ángeles al ir a sus viviendas, al trabajo, o al instituto donde estudian sus hijos, al igual que decirle un falso “te amo” a quienes no tienen ni idea de que fueron violados en sus corazones a través de mentiras “y qué piadosas”; pero una de cada cien personas se encuentra en soledad sobre aquella barra entre ellos porque esta no quisiera colocarle residuos asquerosos a su mente a través de tantas babosadas que expresan las bocas de los seres superficiales que jamás comprenderán el propósito magno del universo, y esta persona que rechaza a estas otras prefiere hablar con el que le sirve los tragos y le vende los cigarros porque irónicamente su cerebro capta distintas realidades de quienes suelen escapar de lo paupérrimo del humano pero que irónicamente se quedan disfrutando tales escenas teatrales, una delicia para el que escribe sobre la vida misma, y el que atiende la barra es como si fuese para el escritor un filósofo oscuro que busca radiar luz en espacios intoxicados por las apariencias y no por las muestras del verdadero ser, se la pasan queriendo identificarse con todo, creyéndose libres cuando que al tener un nombre dejan de serlo y se apresan inocentemente. Yo me quedé extrañado que Elena me preguntara el mío después de seis meses, nunca lo había hecho, lo hizo al ver esa fundación  que le trajo nostalgias, yo solo le evadí la pregunta con un beso realista, y ella se silenció; al llegar a mi apartamento se puso a dibujar como a veces lo hace, y al preguntarle qué era eso que pintaba solo me dijo con tono cáustico -Eres tú-, pero me percaté que era un rostro borroso, -Si gustas defínelo más- le comenté-, y ella ¡mujer al fin! contestó, -¿Importa?, ¡¿total?!, así te recordaré, un rostro libre que no tiene un nombre-, y yo, solo agradecí.

Mientras que Elena terminaba de pintar los últimos detalles a ese “hombre sin rostro” que al parecer era mi identificación desde su esencia y a la vez ante ciertas emociones que ella dejaba salir hacia el mundo externo de lo inocuo para luego palparlo en otro interno de lo satírico y que ojalá gracias a esos desastres de escrituras poéticas no se vea afectada y quiera luego ahogarse en meditaciones dentro de una tina color violeta y fría y sin sentidos pragmáticos debido a que no le dije cuál era mi nombre ante este mundo lleno de sobrantes que se desbordan fuera de una vasija y que mancha la tela de una mesa que se deja servir hasta por quien le sabe a mierda si lo miran o no, ya que El Mesero es pieza importante de las pruebas que pone el mismo Dios o Lucifer para ver si te ganas el pase al edén de la inexistencia, dicho cupón es como si fuese una revista sagrada que contiene símbolos sátiros angelicales, donde hasta una santera lee los caracoles y te dicta los momentos preciosos, bizarros, y estúpidos que aplicas o que harás cuando la conducta se aferre a lo simple; y después de un tiempo de haber estado vinculado con esta mujer por encima de una acera que es pisoteada por quienes dejaron de ser escrupulosos con lo que hacen es que te das cuenta cómo los caracoles de La Santera narran las vidas de los humanos contaminados por intereses detestables, exiliándose del “sentir real” y esperando a la muerte para ahora querer vivir; yo no renunciaba a nada por amor, pero cuando mis manos se separaban de Elena por quienes querían atravesarnos entre el medio de los dos y quebrar ese enlace pasajero yo me reía, mirándonos con cierta extrañez, alejándonos y enfocándonos desde una cueva llena de polillas que te devoran ciertos límites que nos ponemos cuando la soledad se ocupa de retirar lo que te hace bien en el corazón, y hasta de esas energías que te consumen al cantar el himno de “glorias, gritos, y muertes”, y nuestra libertad era vista volando al estilo de una gaviota queriendo jugar con los mares de la tentación; Elena pegó un brinco de la nada, había tenido una pesadilla transitoria, se levantó llorando, -Cuéntame- le dije, - Yo estaba en un periférico que mira los puentes que debemos cruzar cuando los temores ya no forman parte de las excusas, y él estaba ahí, pero caí al abismo, - ¿Era yo ese hombre?, - No lo sé, ¿serías él?, - Descansa.

Luego de aquel sueño que tuvo Elena con respecto a un puente que debía cruzar y que al parecer había un extraño esperándola del otro lado ella se cayó a un vacío y aún no descifra el porqué, quizás fue algo oscuro que la empujó por medio de pensamientos lejanos, pero según mi forma de verlo es que ella quiere abrazar una estabilidad entre su corazón, la mente y su alma, pero si reflexionamos bien ella es la que se tira desde cualquier altura porque aun siente apego con su vieja personalidad (¿dígame si ese hombre que la espera del otro lado me representa a mí en su sueño?), no niego que pudiera ser yo, pero desde que salimos mis alas nunca dejaron de mostrarse, y mejor aún, ella sabe mi método sobre la filosofía de la libertad, la conciencia, y el sentir del todo, tal vez es que ella quiere cerrar con un pasado que le creó lesiones y como ella es algo difícil para “reconocer” ciertas cosas pues llevó esas dolencias a lo más recóndito de su vida donde se reprimen y se dañan, hasta que empiezan a escaparse y solo queda “el procesar y el convertir”, de repente sus archivos internos necesitaban ser reorganizados, ¡y yo soy muy bueno en eso!, mas no le digo “de que yo puedo hacerlo” y darle otro enfoque más precioso porque a pesar de que existen límites para vivir, también existen otros para dejar vivir y que sean tal cual como son, al menos que soliciten tus servicios con algo de sabiduría; así que después de esa pequeña confesión sobre su terrible sueño le traje un vaso de agua con un toque de limón, le puse la colcha, le di un beso en su frente, dos en sus mejillas, uno en sus labios, y otro en el medio de sus senos (que rico aroma de esa crema que se pone entre naranja y melocotón), y su respiración ya formaba parte de un intenso dormir, pero su inconciencia se mostró picarona al regalarme una sonrisa cuando le di besos calientes sobre sus pezones; unos minutos más tarde le hice seña a la Gata Negra para que ocupara mi espacio y así no brillara mi desapego; me levanté y me puse a dibujar lo primero que se me vino a la mente al pensar en ella, visualizaba un tranquilo mar misterioso, y ahí estábamos ella y yo, y le comenté, - Si se abre un portal para conocer otros lugares, ¿irías?, - ¿Pero?, - No Elena, comenzaste mal, ¿irías?, - ¡Si voy contigo sí!, ahí supe porque ella se cayó al vacío, a diferencia de mí, yo paso sin pensarlo, así sea solo, ¿total?, no me ata nada.

Al imaginarme esa disyuntiva que tuve con Elena cuando se abrió ese portal del tiempo en el mar para saber si ella entraría o no es que pude deducir que en este mundo todavía existen personas que se niegan a querer tomar decisiones fuertes y más si estas llegan de forma esporádicas, sea porque no están listas para entrar a lo desconocido, soltar lo que ya no es, o porque se capcionan a la posibilidad de conectarse al fin con lo increíble; Elena para mí siempre ha sido más que placeres, un día era la mujer que más extrañaba, y al otro podía ser una maestra sexy que escribía en el pizarrón el título de la clase a escuchar, desde la teología del supremo, hasta la ciencia del hombre que es comprobada para solo ganarse el diploma de la superioridad, y es cuando te preguntas, ¿qué pasaría si la misma ciencia afirma su propio origen?, y coloqué tenedores, cucharas y cuchillos encima de un papel con el que se limpia la mierda para así generar una hipótesis y responderme, concluyendo qué, cualquier cubierto puede mezclar una plasta de mierda que es enrollada con un papel higiénico elaborado por la misma humanidad, pero no cualquier cubierto puede mezclar lo que no tiene en sus manos, “el secreto de cuándo empezó todo”, y justo ahí la ciencia se desbarata, sabe que ella se debe “al origen de lo absoluto”, y en ese momento llora tanto que cae desmayada porque se da cuenta de su propia mentira, era, y aun es, una ilusión, y desde ese golpe duro no le quedó de otra que seguir preparándose para la llegada de algo más; así que luego de esas clases magistrales por parte de Elena la abracé para darle todo mi afecto, me pidió que la llevase al mar, y mirando a lo lejos me dijo, - ¿Puedo decirte algo?, - ¡Lo que quieras!, - Cada madrugada atiendo el llamado de un hombre cuando me voy a dormir, me desdoblo, me pongo junto a él, lo beso, lo acaricio, y me hace suya desde su esencia, pero de repente todo se va…, - ¿Y él te habla?, - Sí, me dice: “Mujer del futuro que está junto a mí, ven a mi cama si me sientes, cuando me veas no te asustes, soy yo en tu pasado que es mi ahora, guíame hacia ti si es que quieres ser encontrada…”, ¿te molestaste?, - No, realmente no, y fue cuando me pregunté mientras miraba la llave del apartamento, ¿será que quiere una copia?, o era un mensaje del futuro para decirme que ella terminaría conmigo y yo debo prepararme.

Al rato en que Elena me había contado sobre aquellos desdoblamientos donde se conseguía con un hombre en la cama para hacerla suya cada noche, decirle lo bonita que es, y abrazarla hasta que la conexión de ambos desapareciera por la atosigante realidad que siempre nos avisa de que algo no está bien, como si el subconsciente chocara con un árbol mal puesto en el medio de una carretera gracias a las fantasías de un amor confuso o aturdido por la falta de creencias, y es que dentro de la ilusión existen diferentes realidades que están ocurriendo a través de otro mundo y este en otro, un sinfín de situaciones que se entrelazan por pabilos resistentes pero que se pueden romper si el hacha que hiere a los árboles llega a las manos equivocadas y quiebre con los pensamientos desafiantes, y es ahí donde te despiertas y caes en la decepción, te levantas, te vistes, y te vas para un río (fluidez) queriendo tener un momento a solas con tu vida, pero de repente te haces la idea de que ese espacio puede transformarse en un lago (tranquilidad), un océano (inquietud), un estanque (repeticiones), o hasta un vaso que está lleno de agua limpia y segura (transparencia), pero no porque todo sea transparente simbolice ser verdadero (cambios), solo basta que el cristal que da forma al vaso caiga al piso para que muestre su otro yo que suele lesionar con puntas afiladas creando heridas si tan siquiera ser consciente, y son pocos los que se arriesgan a realizar una maqueta sobre la verdad encima de un papel bond sin que este se doble, arrugue, queme, agriete, o se moje, y si aún el papel soporta el peso de la existencia y de la ilusión es cuando todo se hace fluido, tranquilo, inquieto, repetido, transparente y cambiante en nosotros, pero si caminamos por donde se cayó el vaso que yace roto entramos a la fase de una búsqueda innecesariamente del dolor, del sufrimiento, y del rechazo hacia una existencia unilateral; Elena solía arrebatarme estos pensamientos con preguntas de tipo crisis afectiva si la mudez de mi hablar sobrepasaba su límite del silencio, - ¿Amor?, - ¿Si Elena?, - ¿Qué soy para ti?, - Una ilusión, de hecho no existes, - ¡No seas tonto!, ¡tú siempre con tus bromas!, ¡dime!, ¡¿qué significo para ti?!, -Eres como un puente Elena, - ¿Y eso te lleva hacia algún lugar?, y yo solo la abracé mientras mirábamos el horizonte desde aquella banca segura, real, y confiable.

Una de las tantas cualidades que me sujetó de alguna manera extraña pero sin perder mi libertad hacia estos encuentros continuos que tenía con Elena es que su sonrisa era demasiada contagiosa, me fascina una mujer que me sonría desde la comodidad de mi voz, de mi mirada, y de mis aventuras, es ahí uno de los trucos por el cual es que el inicio de nuevas relaciones sean exitosas, pero esto no te asegura que sean duraderas, porque si piensas en eso solo estarás perdido. Suelo retirarme de las mujeres que sonríen con tono falso o infame, no soporto estar presente ante personas que se colocan caretas por medio de la única vida que se nos ha dado con el objetivo de disfrutarla a como dé lugar, es por eso que mi estela decía adiós con educación y trataba de conseguir nuevos ambientes más sinceros, cálidos, y solitarios, como aquella mesa donde yo estaba en paz pero a la vez atento por si el milagro se anteponía sin que yo lo solicitara, y fue ahí cuando ella se tomó el café conmigo sin haberla invitado, solo llegó, se sentó, me miró, respiró, y me dirigió la palabra con una pregunta poco convencional, - ¿Qué ves en mí?, - Veo a una mujer loca que invadió a lo arrecho mi privacidad, y justo ahí es cuando escuché las primeras sonrisas de muchas, y ella me dijo, - Me llamo Elena por cierto. Recuerdo que yo tuve la compañía de grandes mujeres y a cada una siempre le entregué la esencia de mi alma, de mis oscuridades, y de mi verdad, pero ahora que lo pienso bien ninguna gozaba del tipo de sonrisa como la que expresa Elena cuando me ve a los ojos, me agarra de la mano, y me abraza a la hora de dormir, y antes de que ella caiga en los abrazos del Dios Morfeo suele suspirar tan lentamente su amor por mí que hace que yo me pregunte ¿por qué aún no suspiro de esa forma?, y lo más raro es que ella me gusta, me atrae, y me atrapa, siento cosquilleo en el estómago con tan solo verla, y mi corazón se contrae si estoy lejos de sus labios, o es que al final todo se debe a que La Soledad a veces pasaba en silencio frente a mí y me mostraba un cartel que decía “siempre serás bienvenido a nuestro templo sagrado”, y yo le daba las gracias, pero no hay nada mejor que compartir tu libertad con alguien que te acepte tal y como eres, como esa sensación de navegar sobre un lago tranquilo e inquietante, algo así como lo es el alma de Elena; era el milagro.

- ¿Mi hombre sin rostro?, - ¡Que graciosa eres Elena!,   - ¡Bueno!, mientras no me digas tu nombre te ganaste ese apodo, - Por mi está bien, mejor así, porque cuando sepas la verdad entonces el sufrimiento no va a hacer ningún problema, ya que al no identificarte con nada sabrás vivir sin apegos en cualquier mundo, - ¿Y qué verdad me ocultas?, - Yo jamás te he ocultado lo que soy Elena, y por ende es que tú eres tan libre como la conciencia que aún no ha tocado lo terrenal, - ¿Y tú sabes quién soy yo?, - Te conozco muy bien Elena, - ¡¿Ah sí?!, ¿a ver?, ¡cuéntame!, - Antes de decirte quien eres quiero llevarte a un lugar especial, - ¿Iremos a la cabaña?, - No mi amor, - ¿Y por qué no?, ¡si me gusta tanto!, - Te llevaré hacia lo que quizás sigue oculto en lo que soy, - ¿A esto te referías que cuando yo sepa toda la verdad el sufrimiento no será un problema?, - Algo así, ¿quieres ir?, - ¿Pero a dónde?, - No hagas tantas preguntas, no importa a dónde lleguemos, lo que importa es vivir bien sin dañar a nadie, - ¡Ok!, ¡vamos!. Luego de aquella conversación con esta mujer tan curiosa desde aquel barco que se sitúa entre pequeños estanques limpios de la ciudad la llevé a su apartamento para que recogiera algo de vestimenta, y algunos utensilios para esta nueva respiración de lo que somos, pero no podía faltar las acaricias de mi parte cuando su desnudez frente al espejo me incitaba para hacerla mía hasta que el sudor cayera al piso, nos fuimos llevando por las emociones calientes y nuestras almas se sentían cómodas porque las dejábamos ser libres sin redimir cualquier sentimiento que suele capcionarse por temores, como cuando quieres amar con sinceridad y lo haces sin que la tentación te manipule; así que después nos dirigimos a mi vivienda para buscar la cámara fotográfica Canon que suele revelar momentos hermosos de la vida, y cuando llegamos Elena quedó impactada por los aires puros de este lugar, y fue tanta su emoción al verlo que se quitó hasta la camisa para sentirse más libre de lo que ella es conmigo, incluso, con ella misma; y sus senos eran retocados por la inocencia, su rostro era visto por lo invisible, su espalda era el misterio que no quería perder, y fue aquí donde ella me preguntó, - ¿Dónde estamos?, - Este ambiente representa lo que soy por dentro si quien lo ve es la persona indicada, - ¡¿Entonces sí existo?!, respira Elena, respira.

- Ya que estamos aquí en este hermoso espacio de la naturaleza que me trajiste para que podamos respirar lo que todavía queda de sano en el mundo, quiero que me detalles quién soy yo, porque según tú me acabaste de decir hace poco que me conoces muy bien, - Elena, yo te puedo decir quién eres, pero lo importante aquí es que es tu misma sepas quién eres en realidad, - Lo sé, pero solo quiero que tú me digas el concepto de lo que soy, - ¿Pero lo que eres para mí?, ¿o lo que eres para ti?, - Solo dime lo primero que se te venga a la mente a través de todo lo que hemos vivido, - ¿Quieres que obvie algunas partes?, - No, dime todo, - Ok, - Eres una ilusión…, - ¿Vas a seguir con eso hombre?, - No te pongas brava Elena, no eres solamente tú, se trata de un sinfín de seres vivos y cosas sin vidas que en realidad no existen, incluso yo soy el sueño de una conciencia mayor que se encuentra viéndome en este instante, porque de forma general todo lo que vemos se debe a la luz, y esta es transformada por la mente, y una vez ahí hace realidad lo que nosotros estemos disponibles a reconocer, y cuando las personas no reconocen lo que quieren sea bueno o malo para sus vidas entonces el sentir del alma con el espíritu queda sin ningún propósito a través de los viajes que hagamos con el tiempo, por ende, no eres tú nada mas quien es una ilusión, sino que todo lo es, esta vista hermosa, la montaña, el lago, el amor, la paz, el vuelo de un colibrí, el olor de una flor, la sonrisa de un niño, la muerte de alguien que amas, los puentes que cruzamos, los cambios, las superaciones, las vestimentas, las comidas, se trata de todo Elena, - Ok, y si todo según tú es una ilusión por qué uno llora cuando ves la muerte de alguien, o cuando una relación culmina a pesar de que estaban enamorados, o cuando ves que muchos sufren por el odio, la maldad, o la venganza por parte de quienes nunca sintieron el amor como parte de su conciencia, creo yo que si realmente nada existe es cuando me pregunto por qué el dolor nos afecta tanto si al final es una mentira de la mente, - Tu misma te respondiste Elena, se trata de sentir, pero debemos tener cuidado de que la ilusión no se traslade a las alucinaciones, porque te llevaría a un mundo que tú estás creando, y ahí el corazón no existe, tal como las emociones y sentimientos, seríamos nada.

A pesar de que Elena no estaba muy de acuerdo conmigo con respecto a mi teoría de que todo lo que vive, siente y experimenta no es nada más que una ilusión que se entrelaza con la luz del universo de igual forma esta mujer seguía estando a mi lado, porque cuando el amor vence a la filosofía, a la ciencia y a la magia no existe nada que pueda corromper lo que de por sí se supone como relevante, pese a que yo con ella tengo el compromiso de amarla desde mi corazón porque así lo he decidido, y aunque no vivamos juntos nuestro sentir se encamina por diferentes facetas, entre recuerdos, olvidos, salidas, afectos, y confesiones, pero cada vez más el universo de Elena se hacía extraño hasta para mí, como si se tratara de un ser vivo que yo he diseñado, pero no, es que al fin tuve la suerte de abrazar a mi contraparte, otros lo llaman “almas gemelas”, pero para encontrarlas debes despertar tu mente para descifrar los códigos que nos hace querer ser reales en este mundo, y yo sé que paso a paso la verdad absoluta se sabrá cuando estemos dispuestos a hacer polvo los viejos patrones y transmutarlos por otros aprendizajes, algo así como cuando queremos volar pero emprendemos el vuelo a través de dimensiones desconocidas. Elena había quedado encantada cuando la llevé al lago que se esconde de la contaminación de la humanidad, y según algunas historias de un escritor este lago tiene distintos nombres, a veces él lo llama como “el lago de los 7 pilares”, porque según él estos son: origen, vacío, luz, tiempo, espacio, movimiento y fin, y yo explicaría qué, la conciencia antes de ser alma es el “origen”, las dudas existenciales es el “vacío”, las transformaciones es la “luz”, el existir plenamente es el “tiempo”, el valorar es el “espacio”, el dejar ir y las nuevas conexiones es el “movimiento”, y la gloriosa muerte es el “fin”. Otros nombres que este escritor le da a esas aguas tranquilas es como “el lago del olvido” o “el lago del misterio”, y esto me hace recordar que muchas veces Elena se estancaba sin querer sobre estos lagos, a ella le fascina nadar, hundirse y flotar sobre ellos sin temor a nada, tanto es así que le gusta leer lo que yo escribo sobre un diario de amor dimensional que a su momento tendrá su fin; lo más hermoso es que ella no se preocupa por eso, era yo el que vivía preocupado, porque al terminar, no sé si la vería nuevamente.

CONTINUARÁ… - PROF. MIGUEL ORELLANA.